Shabat BESHALAJ – Viernes 7 febrero / 9, shvat: Velas: 20:24 hs.

Les compartimos las palabras que le dedicaron los abuelos para su Bar Mitzvá a Ariel Groisman Kohn:


 

Mi querido Ariel:

Desde los inicios de la humanidad, el hombre para sobrevivir a necesitado vivir en comunidad, esa necesidad de inclusión a un grupo humano se mantiene vigente en la actualidad, como ejemplo, perteneces a Tzei Irei, y también a tu colegio y dentro de él, a un curso en particular, cada uno de estos exigen ciertas normas que debes observar para que te incluyan y sentirse incluido.

Bomba Israel

Hoy, en un aparente acto que parece solo simbólico de ponerte los tefilim, estás aceptando dos compromisos, la incorporación en plenitud de derechos y deberes con pueblo judío y compartir las normas del modo de vida que nos entregó Moises hace más de tres mil años.

Lo anterior parece simple y poco comprometedor, debes poder visualizar que esta pertenencia, cuando tu corazón  te lo indique, debiera trascender en una activa participación en las múltiples opciones de participación para esta pertenencia, cuando estábamos conversando sobre tu parashá y ya la teníamos bastante armada, me comentaste que una de las cosas que deseabas de esta lectura el domingo, era que tus compañeros la entiendan, tu objetivo me invadió de emoción, identificaste en mi opinión el desconocimiento tiene parte del pueblo judío de la torá, que es un tremendo mensaje de vida vigente, por la forma que está escrito y en la época que se escribió, al leerla literalmente no siempre hace sentido de cómo encaja en nuestros tiempos, tenemos un gran trabajo de proyectar con amor su esencia y valores.

A propósito de amor, me referiré a parte de la historia de Rabi Akiva.     Es lo que se podría llamar una verdadera historia de amor. Una historia de valentía, heroísmo y sacrificio que, al mismo tiempo, calienta el corazón y te transporta; nos inspira, provocando alegría y lágrimas. Es la historia del humilde pastor que se convierte en el rabino más grande de la historia judía.

Akiva, el hijo de José, trabajaba para Kalba Savua, uno de los hombres más ricos de Jerusalén, conocido por su generosidad. Raquel, su hermosa hija, se enamoró de Akiva y le prometió convertirse en su esposa si aceptaba dedicar su vida al estudio de la Torá. Pero, además de pobre, a sus 40 años era analfabeto. Un día, Akiva se dio cuenta de que las gotas de agua que caían sobre una piedra podían perforarla. Y se le ocurrió un pensamiento: «Si el agua, que es tan blanda, puede atravesar una piedra dura, las palabras de la Torá, que son tan concretas, ciertamente pueden dejar su huella en mi sensible corazón». Luego acepta la demanda de Rachel y los dos se casan. Kalba Savua, horrorizado por la elección de su hija, la rechaza y promete desheredarla. Y así, acompañado de su devota esposa, que dejó atrás una vida de lujos para estar a su lado, Akiva comienza a estudiar la Torá rodeado de la más cruel pobreza. La pareja siguió recolectando troncos de madera que Akiva, en parte, vendió y guardó el resto para hacer leña. Cuando estaban encendidos, servían para iluminar la casa durante sus largas horas de estudio. A pesar de trabajar, todavía les faltaba comida en casa, y Raquel cortó sus hermosas trenzas y las vendió. Esto permitió a su marido dedicar más tiempo a estudiar Derecho.

Rabí Akiva dejó su casa para estudiar en la Academia Yavne, que, después de la destrucción de Jerusalén, se había convertido en la sede del Sanedrín y de la erudición judía. Allí, estudió bajo la dirección de dos luminarias talmúdicas: el rabino Eliezer y el rabino Yoshua. Después de una ausencia de doce años, regresó a su ciudad natal, acompañado de 12 mil estudiantes. Al acercarse a la casa, escuchó a su esposa hablando con un vecino. Ella le preguntó: «¿Cuánto tiempo vivirás como viuda?» A lo que ella respondió que soportaría otros doce años de soledad para que su marido pudiera dedicarse por completo al estudio de la Torá. Al escuchar esto, Rabí Akiva se retira y regresa a la yeshivá. Después de otros doce años, finalmente regresa a casa, acompañado, esta vez, por 24 eruditos estudiosos de la Ley de Moisés. Rachel corre hacia él y se postra a sus pies. Sus discípulos, sin saber quién era, intentaron alejarla, pero su maestro los detuvo con unas palabras que quedaron inmortalizadas: «Lo que hoy tengo y que todos disfrutáis, sólo lo pude conseguir gracias a ella».

«Quien estudia la Torá en la pobreza, algún día lo hará en la riqueza», enseñan nuestros Sabios. Y eso es lo que le pasó a Akiva, yo agregaría en la humildad

Jacobo Groisman

 


 

Querido Ariel,

Primero que nada, queremos dar gracias a bore olam por permitirnos llegar a este momento con salud, alegría y rodeados de toda la familia y tantos amigos que nos acompañan.

También agradecer a nuestros jóvenes hermanos soldados de tzva hagana le israel por defender nuestra querida medinat, fundamental para la existencia de am Israel, que, si tus bisabuelos la hubiesen tenido, la historia hubiese sido diferente. también pedimos por el pronto regreso de nuestros hermanos secuestrados a casa.

parece increíble que ya han pasado 13 años desde aquel Janucá que nos despertó tipo 2 am. el teléfono sonó y nos dijeron tus papis que partían al hospital Cedars-sinai en los ángeles, usa, porque ya estabas por nacer. eso fue pocas horas después de prender la primera vela de Janucá. partimos rápidamente para no perdernos ningún detalle. pasaban las horas y tú seguías feliz dentro de tu mami. el doctor nos dijo: «no se preocupen, antes de la segunda vela ya habrá nacido», pero no fue así, y bastante después de encender la segunda vela llegaste a iluminar este mundo y nuestras vidas.

Siempre nos has dado muchas satisfacciones, desde nacer en un hospital en que todas las habitaciones tenían mezuzá y una gran janukiá en el hall que antecedía al Beit hakneset del hospital, pasando por el trayecto de tu vida hasta este momento. siempre has sido fuente de grandes satisfacciones, destacando tu empatía, tu cariño y preocupación por los que te rodean, y en especial el infinito cariño que nos entregas.

Queremos destacar tu compromiso judaico, familiar y escolar, y vemos que estás preparado para recibir el legado de nuestra familia y am Israel. recuerda siempre que tus acciones tienen un impacto y que cada una de ellas es una oportunidad para hacer el bien y contribuir al tikun olam.

Queremos que sepas que, a lo largo de nuestra vida, estaremos junto a ti para apoyarte, guiarte y acompañarte. cuenta con nosotros en cada paso que des.

Como dijo rabí Najman de Braslav:
«el día que naciste es el día en que dios decidió que el mundo no puede existir sin ti».

te queremos mucho,
tus abuelos

Lily y Dany Kohn

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