Toldot. Guiso de Lentejas.
La semana pasada hablamos de los rituales, y diferenciábamos aquellas cosas que son Halajá, la norma subjetiva y universal y el Minhag, la costumbre que varía de acuerdo con la época y el origen de la comunidad, la familia, etc.
Una tradición muy arraigada durante la Shivá es comer comidas redondas.
Huevos, aceitunas, en el mundo SEFARADI una rosquitas con sésamo llamada KAKES, y cosas por el estilo.
Muchas veces lo asociamos al ciclo de la vida, que termina un período e inmediatamente comienza otro, sin dejar un espacio entre uno y otro.
Cuantes veces la misma familia está despidiendo a un ser querido y al mismo tiempo, nace un nuevo integrante, dejando así una generación lugar a la otra.
En una hermosa y extensa reflexión, el comentarista más famoso de la Torá, Rashi que vivió al sur de Francia a mediados de los años 1000, nos enseña con respecto al guiso de lentejas que estaba preparando Iaakov.
De esa cosa roja, roja.
Eran lentejas rojas. En ese día había muerto Abraham, lo cual Dios había hecho para que Abraham no viera a su nieto Esaú caer en malos caminos, y entonces no se hubiera realizado la “buena vejez” que el Santo, bendito sea, le había prometido. Por lo tanto, el Santo, bendito sea, acortó su vida por cinco años – porque Isaac vivió 180 años, pero Abraham vivió solo 175 años. Jacob estaba cocinando lentejas para alimentar al doliente con la primera comida acostumbrada. ¿Por qué lentejas? Porque son similares a una rueda, y el estado de duelo es como una rueda que gira en el mundo. Además, así como las lentejas no tienen “boca” (abertura), así también, el doliente no tiene boca, porque se le prohíbe hablar para saludar a los demás. Por lo tanto, la costumbre es alimentar al doliente con huevos para su primera comida, porque son redondos y no tienen “boca”, así como un doliente no tiene boca; como decimos en Mo’ed Katan: “Durante los primeros tres días un doliente no devuelve el saludo a nadie, y ciertamente no inicia saludos; desde el tercer hasta el séptimo día puede devolver el saludo a alguien que lo saludó por error, pero no iniciar saludos…”
Está es la enseñanza que da fundamento a los alimentos de la Shivá.
Redondos como el ciclo del cosmos, y de la vida, y sin “boca” como el doliente que en sus primeros días no puede articular sus pensamientos y sentimientos.
Por medio de estos gestos y acciones nuestra tradición nos acompaña para que juntos en familia y en comunidad podamos atravesar estos momentos, construyendo vínculos sólidos que nos permiten vivir una vida con sentido.
Te invito a compartir en la mesa de Shabat qué otros rituales has experimentado que cumplen funciones similares.
Shabat Shalom
Rab Alejandro S. Bloch
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