Shabat BEALOTEJA – Viernes 13 junio / 17 Sivan: Velas: 17:23 hs.

Bemidbar. En el desierto.

Una famosa frase se le atribuye al filósofo Friedrich Nietzsche: “El desierto está creciendo”

El desierto es visto como algo negativo, la ausencia de civilización, o la ausencia de sentido, por ende la ausencia de vida.

El filósofo Friedrich Nietzsche usó esta frase para referirse a la creciente desilusión y el nihilismo en la sociedad.

Para el judaísmo, el desierto fue lo contrario.

En el desierto ocurrió la revelación, la consolidación de la libertad, se formó la nación y se recibió la ley.

Justamente la ausencia de todo hizo del desierto el lugar ideal para que sea la experiencia, por un lado, dejar atrás la esclavitud, por otro aprender a valorar la libertad e ingresar en la tierra de las promesas.

El desierto se presenta como oportunidad.

Muchos autores resaltan el vínculo entre Bemidbar y Ledaber, hablar.

El Poeta judío nacido en Egipto, y radicado en París, Edmond Jabbes escribió muchas referencias al desierto.

 

Abandoné una tierra que no era mía

por otra que tampoco lo es.

Me refugié en un vocablo de tinta, teniendo al libro por espacio,

palabra de la nada es esta oscura del desierto.

No me cubrí de la noche.

No me guardé del sol.

Caminé desnudo.

De donde vine ya no había sentido.

A donde iba no preocupaba a nadie.

Del viento, te digo, del viento

y un poco de arena en el viento.

 

Soy alguien silencioso. Me pregunto, gracias a la distancia que ahora tomo de mi vida,

si este pronunciado gusto por el silencio no tiene su origen en la dificultad que, desde siempre, fue mía, de sentirme de algún lado.

Antes de conocer el desierto, sabía que era mi universo. Sólo la arena puede acompañar

una palabra muda al horizonte.

Escribir sobre la arena, a la escucha de una voz de otro tiempo, abolidos los límites. Voz violenta del viento, o inmóvil del aire, esta voz sostiene tu cabeza. Lo que anuncia es lo que te agrede o aplasta. Palabra de hondos abisales donde eres sólo ruido indistinguible; la presencia sonora o inaudible.

Si faltara una imagen de la Nada, la arena nos la daría.

Polvo de nuestros lazos. Desierto de destinos nuestros

 

Qué líneas más profundas y sugestivas.

Aquí aparece el desierto también como necesidad, como un paréntesis entre una etapa y la otra, una que ya fue y otra que todavía no es.

El desierto no como vacío, sino como oportunidad.

Si retomamos la vinculación entre Bemidbar y Ledaber, hablar, la posibilidad de quitar el ruido es la posibilidad para que la palabra surja. El desierto, como contexto de silencio, así como el instante para que surja la palabra con sentido.

Comenzamos esta travesía, comenzamos esta nueva aventura del desierto, no como cuando Moshé escapó de Mitzraim solo, sino ahora como parte de un pueblo que busca su destino, y para eso necesita hacer una pausa.

 

Shabat Shalom

Rab Alejandro S. Bloch

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