Pinjas – Espacios, silencios, enseñanzas.
Es conocido el relato en que Moshé le preguntó al Mismo Ds por qué algunas letras de la Tora tenían coronitas, y Ds le dijo que de ellas también se podrá aprender y que, en el futuro, Akiva ben Iosef sería quien las explique.
En el Sefer Tora tenemos muchas marcas que nos dejaron los maestros y que fijaron el texto. Ellos son llamados en español MASORETAS, que viene de la palabra masoret que significa tradición.
Ellos son lo que definieron cuáles son las letras que están más grandes o más pequeñas, los espacios en la Tora, las palabras que se escriben de una manera y se leen de otra, lo que se llama Kri ujtiv. Por ejemplo, las letras Nun invertidas en el párrafo del Vaiehi vinsoa, cuando el arca se movía, que decimos inclusive cada vez que sacamos la Tora.
En nuestra parashá hay varias marcas de los masoretas:
Una de ellas es la letra Vav de la palabra Shalom al comienzo de la parashá, que esta partida.
La segunda en el pasuk 1 del capítulo 26 hay un lugar en blanco, en hebreo hay solo tres palabras al inicio de la línea, y luego en blanco hasta el final.
-Este es el texto mencionado:
Ocurrió después de la plaga Se dirigió Adon-ai a Moshé y a Elhazár, hijo de Aharón, el sacerdote, diciendo
-En la Tora está de la siguiente manera:
Ocurrió después de la plaga
Se dirigió Adon-ai a Moshéh y a Elhazár, hijo de Aharón, el sacerdote, diciendo
Para los rabanim, claramente esto es algo que llama la atención y se ven obligados a comentar.
El Rab Edery nos dice al respecto:
“Ocurrió después de la plaga. Se dirigió Adonai a Moshéh y a Elhazár, hijo de Aharón, el sacerdote, diciendo:”
Versículo 1: “OCURRIO DESPUES DE LA PLAGA”. En el texto hebreo de la Torah – versión masorética – después de estas palabras hay un espacio, llamado por los Sabios de Israel: פסקא באמצע הפסוק “piska beemtsah hapasuk” -interrupción en medio del versículo -, aunque también figura la letra g serial de finalización de una Parashah y comienzo de la siguiente. Llamativamente, no aparecen los dos puntos (:) que representan el signo final de cada versículo. Jizzekuni sugiere que nos encontramos ante una suerte de versículo incompleto, que insinúa que la plaga ha cesado. Hace referencia a todos aquellos hombres que, cuando salieron de Egipto tenían veinte años de edad, y por sus actitudes equívocas, tuvieron que errar por el desierto durante cuarenta años. Por ello, a partir del próximo versículo, se procederá al censo de los hijos – la nueva generación – que será la que ingresará definitivamente a la Tierra de promisión, Cabe resaltar el mensaje implícito de este último comentario: la historia de nuestro pueblo es dinámica: no nos detenemos a lamentarnos sobre desastres pasados, aunque los recordemos permanentemente. Todavía está fresco el recuerdo de que, tan solo tres años después de la finalización del holocausto, el pueblo judío creó el Estado de Israel, sacando fuerzas de las cenizas de sus hijos e hijas inmolados por la barbarie de algunos países europeos.
De acuerdo con esta interpretación, nos enseña que las tragedias no deben paralizarnos, sino ser fuente de compromiso para renovar la vida judía.
Shabat Shalom
Rab Alejandro S. Bloch
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