Vaietze
Vivir es animarse aprender cosas nuevas.
El papel que representamos en la vida está signado por infinitas variables.
El hogar donde nacimos, la cultura que recibimos, los vínculos que establecemos.
Muchas veces cambiar de lugar implica volver a construirnos, como familias, como personas, como profesionales.
Veamos como describe la Tora a Iakov en dos situaciones diferentes, en la casa de sus padres y cuando llega a Jaran. La primera descripción es de la parashá pasada:
“Crecieron los jóvenes y Esav se hizo hombre que sabía cazar, hombre de campo; mientras que Iaakov era hombre íntegro, morador en tiendas.”
La segunda escena es cuando Iakov llega a un pozo de agua y se comienzan a reunir los pastores y las mujeres con los rebaños y ve que llega, al lugar, Rajel.
“Ocurrió que cuando hubo visto Iahacov a Rajel, hija de Labán – hermano de su madre – y las ovejas de Labán – hermano de su madre – se acercó Iahacov e hizo rodar la piedra de sobre el brocal del pozo y abrevó las ovejas de Labán – hermano de su madre.”
Iakov en el entorno de su casa, bajo la protección y la mirada de su madre, se ve como una persona simple, pasiva, sin sobresaltos.
Iakov cuando llega a Jaran, después de haber huido de su casa, haciendo el camino inverso de Abraham, con casi la misma incertidumbre sobre el futuro que su abuelo, tiene que sacar energías y recursos nuevos.
En nuestra parashá en el pozo de agua lo vemos como alguien más parecido a Esav, a alguien con fuerza física, no una persona tímida o introvertido.
Si prestamos atención al diálogo previo al texto que recién citamos observamos a un Iakov muy diferente de lo que imaginamos al principio.
“Les dijo Iahacov: Hermanos Míos, ¿De dónde sois vosotros? Ellos dijeron: Somos de Jarán.
Les dijo: ¿Conocéis a Labán, hijo de Najor? Ellos dijeron: Le conocemos. Les dijo: ¿Está él en paz? Dijeron: Paz; y he aquí Rajel, su hija, que viene con las ovejas. Dijo él: He aquí que el día aún es grande, no es tiempo de recogerse el ganado, abrevad las ovejas e id, pastad. Dijeron: No podemos, hasta que se reúnan todos los rebaños y hagan rodar la piedra de sobre el brocal del pozo, entonces abrevaremos las ovejas.”
Iakov inicia el diálogo con extraños.
Les pregunta sobre sus orígenes, después sobre sus familias, luego sobre sus tareas y los aconseja, y por último cuando Rajel está llegando hace su gran acto para impresionarla: Mueve solo la piedra que tapaba el pozo, y que los mismos pastores habían querido mover y no habían podido o querido. En algún otro comentario escribí que tal vez era la costumbre esperar a todos para que nadie se aproveche del agua sin la presencia del resto.
La segunda alternativa es que los pastores necesitaban reunir la fuerza de varias personas para mover esa misma piedra. Sea como sea, lo interesante es que vemos a un nuevo Iakov, en un nuevo lugar, con un nuevo entorno, vemos un Iakov de acción, un Iakov que ya no es el joven de tiendas y que para sobrevivir necesita aprender y desarrollar habilidades.
A lo largo de nuestra vida todos tenemos que aprender nuevas habilidades y eso es posiblemente lo que nos mantiene vivos, sea en el mismo lugar o sea en otro.
De Iakov en esta parashá aprendemos que él tomó en sus manos la decisión de seguir adelante con todo lo que ello implica.
Shabat Shalom
Rab Alejandro S. Bloch
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