Por Nicole Grossman Kuperman
Puedo decir, que mi infancia, gracias a Ds está llena, no de uno, sino de millones de recuerdos de Shabat. En mi casa, era tradición ir a la Sinagoga todos los viernes y después cenar todos juntos. Uno podría pensar, que la comida incluía al núcleo familiar, pero en nuestro caso, ese núcleo era un poco ampliado, ya que incluía a mis 4 abuelos, mi bisabuela y una abuela postiza. Entonces, siempre, éramos 10 para partir.
Esta convivencia, hizo que junto a mis hermanas, sintiéramos la importancia de la familia desde muy pequeñas.
Ahora, que estoy ad portas de convertirme en mamá, no solo siento, sino que pienso, es fundamental poder educar a las futuras generaciones no solo con ideas, sino con ejemplos concretos, ya que es eso la mayor enseñanza que podemos entregarles.
Y D-s concluyó en el Séptimo Día el trabajo que Él había hecho, y Él descansó en el Séptimo Día de todo el trabajo que Él había hecho (Génesis, 2:2).
No basta con sentirnos judíos, debemos estudiar, profundizar y practicar.
Shabat Shalom.
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