Colaboración de Marlis Schulen-Gossels y Gabriela Schulen-Gossels
Steffi Jacobsohn y Hans Schulen-Gossels (Mamá y Papá el 07/07/1952)
HISTORIA
Cuando aprendí a hablar castellano, supe que se decía así. Siempre me alegraba cuando había “Aprikosen Suppe mit Griessklöβchen” de postre. Pero a eso me referiré más adelante.
La vieja casa de Antonio Varas. Ahí viví hasta que me casé. Mi papá la compró con el fruto de su trabajo no mucho después de llegado de Alemania a los 18 años. En esa casa él arreglaba, pintaba, instalaba y renovaba todo.
En la parte trasera del gran sitio, instaló su taller-fábrica. En la parte de adelante estaba la casa. Entre ambas construcciones había espacio para jardín, un parrón que cubría la terraza con una amplia mesa que fue testigo de todas nuestras comidas diarias apenas mejoraba el tiempo, múltiples árboles frutales, pequeña piscina, columpio y varias cosas más que a mi ingenioso papá se le ocurrió instalar y desinstalar a su antojo.
El cuidado de los árboles frutales se hacía notar con la generosa carga de fruta durante el verano.
Mamá y papá eran estupendos cocineros. Todos los veranos hacían mermelada para todo el año.
Recuerdo el dulce y aromático perfume que envolvía la casa durante el proceso de cocción. Luego, el enfrascado y cerrado al vacío ocupaba la mesa del comedor hasta enfriar.
Las mermeladas se hacían en las tibias noches de verano. Durante el día hacía mucho calor. Además, mi papá estaba en su taller y ésta era una faena de a dos.
Especialmente generoso era el damasco. Quedaba fruta aún después de la cosecha para las mermeladas. Asumo que a mis padres se les ocurrió hacer la sopa de damascos dada la abundancia del recurso.
En casa sólo se hablaba alemán, más aún, tomando en cuenta que la abuela materna vivía con nosotros. Así fue que recién cambié de Aprikosen Suppe mit Griessklöβchen a sopa de damascos con bolitas de sémola cuando entré al colegio y aprendí castellano.
Además de lo deliciosa y refrescante, es un potente recuerdo de mis padres, de una infancia feliz y protegida, de sublimes aromas a fruta, de sentirme diferente porque en ninguna otra casa se preparaba este postre.
Y…me atrevo a pensar que fue mi abuela paterna quien enseñó esta receta a mi mamá porque ella también cocinaba muy bien.
Espero que les guste y la prueben con ciruelas también porque es igualmente deliciosa. Quienes se acuerden en la NBI de Steffi Jacobsohn y Hans Schulen-Gossels y tuvieron la oportunidad de probar su delicada cocina, sabrán de qué estoy hablando.
INGREDIENTES
Receta para 6 personas:
- 1 kg De damascos maduros.
- Azúcar o endulzante a gusto (mejor sería no endulzar ya que los damascos maduros son muy dulces).
- 3 clavos de olor, cáscara de limón.
PREPARACIÓN
Hervir los damascos deshuesados con 400 ml. de agua y el endulzante escogido hasta que estén muy blandos. Pasarlos por el cedazo con la cantidad de jugo necesaria para obtener una buena densidad. Servir bien fría. La sémola se prepara según indicaciones del envase y se puede formar bolitas o cortar en cubos e integrar a la sopa.
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