Una de las primeras Mitzvot que aparecen en la Tora es Pru Urebu, creced y fructificáos. Crear una familia y tener descendencia es visto como un ideal en la traición rabínica.
Inclusive la halajá permite utilizar los avances que la ciencia nos brinda para lograr este objetivo.
La adopción de hijos es entendido como un acto supremo de amor tanto por la parejas que no pueden tener hijos como las que si los tienen y desean educar y cuidar a un niño o niña que por diferentes circunstancias sus padres biológicos no pueden o no quieren tenerlos.
En el Talmud hay una frase muy hermosa que sostiene que quien enseña Torá a una persona es como le hubiera dado a Luz.
En este sentido quien adopta a una niña o a un niño y lo educa es como si lo hubiera concebido.
Si la adopción se hace de un niño cuya madre no es judía se lo incorpora formalmente por medio del Giur, la ceremonia de Bat o Bar Mitzvá en entendida en estos casos como la aceptación de la identidad que sus padres adoptivos le han entregado.
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