
Tzaria Metzora. De pureza e impureza.
A lo largo de la Torá, desde el mismo Bereshit, y hasta el final de esta, leemos sobre dos formas en que la realidad se configura: pureza e impureza.
Este estado de pureza e impureza se presenta en toda la realidad, en el reino animal, hay animales puros e impuros, en los materiales que han cambiado de status según ocasión, la principal fuente de impureza es la muerte.
Aquello que entra en contacto con la muerte adquiere el estado de impureza.
Algunas de esas cosas pueden volver a su estado original, otras no.
Algunas pueden atravesar un proceso, por medio del agua o el fuego, por ejemplo, y así desprenderse de ese estado momentáneo.
Otras, deben ser descartadas, ya que no pueden repararse.
En especial en el libro de Vaikrá, se describe como el contacto con la muerte, o con aquello que está destinado a producir vida y no logró su cometido, mediando algunas condiciones, puede recuperar el estado de pureza.
Deben darse algunas condiciones, rituales determinados como la Mikva, el baño ritual, un período de tiempo que dependerá de la situación que causó esa modificación y, en algunos casos, que el día se complete, que caiga la noche.
Las tres situaciones estarían marcando que estamos señalando un proceso que requiere Kavaná, intención, un ritual y también, que transcurra el tiempo y se complete un ciclo.
Después de estar en contacto con la muerte, no es instantáneo el regreso, no es inmediato el retorno, no es en un cerrar de ojos que se puede dejar atrás lo vivido.
Los ejemplos más claros de aquello que estaba destinado a la vida y no llegó a término son el período femenino, la emisión de semen, la pérdida de un embarazo avanzado. También en nuestra Parashá, dar a luz se señala como fuente de impureza, ya que el proceso hace tomar conciencia de la fragilidad de la vida misma.
Claramente, la fuente de impureza más obvia es la muerte y el contacto con la misma.
Una vez preguntaron al Rab Shlomo Carlebach acerca de la muerte como causa de impureza, y respondió: la muerte nos hace perder parte de la alegría de la vida misma y nos achica la vida, hace que nuestra vida se sienta apretada.
Volver a la alegría no se dará de forma inmediata, como dijimos antes requiere tiempo y Kavaná.
Esta semana, como familia extendida de toda la comunidad de Chile, nuestra vida se achicó, estamos transitando una forma de esta de impureza, ante la partida de un preadolescente de apenas 11 años, cuya vida fue arrebatada.
Todos sentimos dolor, y todos rezamos para que sus padres, sus hermanas, sus abuelos y su familia puedan encontrar el camino para poder retornar a una vida plena.
Cada uno de nosotros puede honrar con cosas simples la vida de Ariel Ben Ilan Ve Lea Z´L, con actos de Bondad, comprometiéndose a estudiar nuestra rica tradición de Vida, y compartiendo las bendiciones haciendo Tzedaká.
Que su familia pueda recibir el consuelo Min Hashamaim, y que nosotros, cada uno desde su espacio, pueda contribuir a su Nejamá.
Shabat Shalom
Rab Alejandro S. Bloch
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