Parashat Haazinu – El lugar de D’s en el devenir de los relatos
Siempre me gusta pensar en la Torá, entre otras cosas, como una obra en la cual D’s va desde un lugar central, corriéndose a medida que transcurren los relatos en los distintos textos hacia un espacio de menor teocentrismo. ¿A qué me refiero? Comenzamos en Bereshit con un D’s absoluto, creador de todo a través de la palabra, que luego de crear al ser humano se anda paseando por el jardín advirtiéndoles sobre no comer del fruto prohibido. Acto seguido al primer incumplimiento humano, toma cierta distancia de sus creaturas, expulsándolos del lugar en el cual podríamos decir que tenían ciertos encuentros cercanos.
Con los patriarcas estableció un vínculo estrecho con promesas tentadoras y exigencias ciertas veces irracionales. Llegamos a Yosef y no encontramos un contacto tan fluido como el de sus predecesores. Si bien él mismo sugiere que ‘de Elohim proviene la cosa’ cuando interpreta los sueños del faraón, dándole lugar a D’s en ese momento, no encontramos un pasaje en donde podamos reconocer una comunicación entre ambos.
Moshé, probablemente quien más habló con D’s, tuvo alguna especie de monopolio en la comunicación con el creador. De hecho, encontramos un relato en donde Miriam y Aharón murmuran contra él, en el cual según Rashi existe cierto tipo de celos por tener la exclusividad en la palabra con D’s. Y si bien hay ciertos personajes con los que D’s puede entablar cierta comunicación (Bilám, uno de ellos), podemos ir descubriendo cierto alejamiento que se va generando en la posibilidad de hablar. Llegando así al final de la Torá, donde la proximidad de la muerte de Moshé es, inevitablemente, un acercamiento a la experiencia en la cual D’s tendrá una comunicación menor con quien lidere al pueblo.
Llegamos a Parashat Haazinu, casi el final de la vida de Moshé y, como dijimos antes, de éste vínculo tan estrecho entre D’s y el líder terrenal. A través del cántico, conocemos un aspecto de D’s que si bien, lo habíamos visto en otras historias, no deja de sorprender:
“Ellos Me encelaron con: no-dios, Me enfurecieron con sus vanidades, y Yo los encelaré con: no-pueblo; con nación vil los enfureceré. Ya que fuego se ha encendido en Mi furor y ha abrasado hasta el sepulcro en lo bajo; ha consumido la tierra y su producto y ha calcinado los cimientos de las montañas” (Devarim 32: 21-22).
Ira, fuego, rencor. Estos sustantivos son los que describen a D’s frente a un pueblo que se aleja del camino por él esperado. Pero no dejamos de sorprendernos de este costado de D’s tan “visceral”. Por un momento, se asemeja a la experiencia de alguien conoce, quizás de un referente importante en su vida, un costado “carnal”, que probablemente nunca habría deseado conocer. Pero inevitablemente es parte de la existencia. Y luego de conocerlo, nada será igual.
¿Por qué en Haazinu? Humildemente, se me hace la idea que D’s no quería abandonar el texto de la Torá sin que conociéramos ese aspecto que pocos (inclusive D’s) deseaban develar. Pero una teología madura, seria y profunda, nos obliga a explorar en las simas más recónditas de la existencia.
Shabat Shalom
Rab Pablo Gabe
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